jueves, 13 de octubre de 2011

El payaso escrito propio



El payaso

Se mete en su vestidor luego de los aplausos finales, y cuelga su sonrisa en el perchero. Sus años mozos ya han pasado, hoy es mas cuestión de constancia que de habilidad.
Siempre fue un imán con la gente, algo realmente valorable, pero no lo suficiente como para olvidar su soledad. la anestesia por un rato, apenas.


Se limpia el maquillaje de la cara. algunas líneas se borran facilmente, otras cuestan más, y otras han quedado pintadas en su corazón para siempre. Y una vez sin su traje, se siente vacío, ninguna otra prenda le ocultará la desnudez de su alma, esa que ahora ha quedado expuesta.


Ahora entonces, ya fuera de ese mundo de fantasía, empieza a recordar. Esos lugares pasados apenas con la vista en su viaje de rutina que le hubiera gustado conocer. Ese cálido hogar que se le niega a un nómada, y toda la gente. Desde compañeros del oficio y la vida que hoy ya no están, hasta cualquier conversación, cualquier historia con la que se topó alguna vez en algun pueblo perdido de la llanura ¿adónde se fue esa gente?


Los músculos empiezan a enfriarse, y el cuerpo comienza a recordarle que nada es para siempre. Nunca tuvo un fisico privilegiado, y menos ahora, en la encrucijada de su vida de bohemio. Solo el estímulo prohibido de diversos bocadillos lo ayuda a despreocuparse por el detrás de escena, dejando la vida en cada actuación, sin preocuparse de dolencias que antes no padecía, o cuantas actuaciones quedarán en esta cuenta regresiva.


Estos pensamientos son tan rutinarios como una cachetada a algun colega en su repertorio. Después de todo, ya no hay rincón que no le conozca a su oficio. Cambia la ciudad de nombre, la gente que aplaude, pero no la carpa que delimita su mundo.


Finalmente se acuesta, mañana dolerá y ese será el final de la cadena que lo deja al principio de nuevo. Otro pintoresco poblado del que se retira teniendo una tibia impresión que guardará en su memoria. No son pocas las veces en que se ve a si mismo casado, con hijos y un trabajo común, tal vez como maestro o abogado. Pero existe un problema: a los abogados nadie los aplaude de pie, despues de haber pasado uno de los momentos mas recordados de su vida. Y sería otra cosa, no lo que es en verdad: un dios volando por la tierra, encarnado en el cuerpo de un sabio trotamundos.


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