domingo, 10 de julio de 2011

La crisis en el mundo árabe

Los blogueros acechan al régimen sirio

Anthony Shadid
The New York Times
BEIRUT.- En la jornada más sangrienta del levantamiento en Siria , los dedos de Rami Nakhle volaban sobre el teclado, en una habitación silenciosa, salvo por los informes de la cadena Al-Jazeera y por la conmoción proveniente de la pantalla de su computadora.
El viernes, a medida que se desarrollaban los acontecimientos, los nombres de usuarios aparecían como un relámpago y desaparecían. Twitter estallaba con propaganda agitadora e insultos cruzados. Y Facebook sobrepasó a Gmail y Skype cuando Nakhle se unió a un grupo de discusión de sirios exiliados que fomentaba, informaba y, lo que es más, daba forma al mayor desafío que ha enfrentado la familia Al-Assad en sus cuatro décadas en el poder en Siria.
"¿Escuchaste eso?", gritó Nakhle mientras mostraba un video con cánticos exigiendo la caída del gobierno. "¡Esto en Siria es increíble!" A diferencia de los levantamientos enEgipto , Túnez y Libia , que fueron televisados a todo el mundo, la revuelta en Siria se caracteriza por el poder de un grupo de autodidactas en el exilio, que exportan imágenes y noticias que son anárquicas y esclarecedoras, aunque incompletas.
Desde hace semanas, un reducido número de activistas repartidos por todo el mundo, desde Medio Oriente, pasando por Europa y hasta Estados Unidos, ha logrado coordinarse atravesando todos los usos horarios para introducir de contrabando en Siria cientos de celulares y teléfonos satelitales, módems, computadoras portátiles y cámaras de fotos y video.
Allí, sus compatriotas eluden los controles que pesan sobre Internet con software recibido por mail y suben videos a la Web a través de conexiones telefónicas tipo dial-up.
Su trabajo ha hecho posible lo que hasta ahora parecía imposible.
En 1982, el gobierno de Siria se las arregló para ocultar, por un tiempo, la masacre de por lo menos 10.000 personas en la ciudad de Hama, durante la feroz represión de una rebelión islamista. Pero este fin de semana el mundo pudo ser testigo -casi en tiempo real- de los gritos de furia y del llanto por los caídos, mientras las fuerzas de seguridad abrían fuego sobre los asistentes a los funerales de los muertos en las protestas.
Los activistas han hecho tambalear el gobierno del presidente Bashar al-Assad, forzándolo a enfrentar la realidad de que ha cedido casi por completo el discurso y la iniciativa de la revuelta a sus opositores dentro y fuera del país.
"El estilo paranoico del gobierno es cada vez más obvio", dijo Joshua Landis, profesor de estudios de Medio Oriente de la Universidad de Oklahoma. "Estos activistas han trastocado por completo el equilibrio de poder en el régimen, y todo eso gracias a los medios de comunicación social."
Sin embargo, y aunque nadie duda de la extensión de la rebelión, existen diferentes apreciaciones sobre su profundidad en diversas localidades y ciudades. Los ciberactivistas sirios en el exilio redactan eslóganes de unidad para una revuelta que, según insiste el gobierno, es fomentada por militantes islámicos. Las voces de los manifestantes que llegaron de contrabando al exterior han ahogado el sentir de los seguidores del presidente, entre ellos la próspera elite y las atemorizadas minorías de cristianos y de sectas musulmanas heterodoxas.
Nakhe, de 28 años, se encuentra en ese conflicto desde una posición muy singular. Lleno de idealismo juvenil, en 2006 abandonó su ciudad natal y se mudó a Damasco, donde descubrió Internet.
"Un mundo totalmente nuevo para mí", lo describió, y muy pronto amplió su activismo con campañas on line por la liberación de presos políticos y hasta cosas más cruciales, como terminar con el equivalente sirio del estado de ley marcial. Terminó adoptando un seudónimo -Malath Aumran- y armó un avatar para Twitter y Facebook compuesto de las fotos de 32 hombres distintos.
En diciembre pasado, la policía secreta estaba tras él. "Alcanza con ser sospechoso", dice Nakhe. En enero, contrabandistas en moto lo llevaron en un angustiante viaje hasta la frontera, donde escapó por poco de la policía. "Soy un ciberactivista -dijo-. Mientras tenga conexión a Internet, alcanza."
Demacrado y con sus ojos verdosos inyectados en sangre, el viernes Nakhe hizo circular una catarata de información: una frenética conversación en Skype con 15 personas en Siria, el fragmento de un video llegado de Tartus, una llamada telefónica de un amigo desde Damasco y consultas de periodistas sobre contactos posibles en pueblos remotos de Siria.
Nakhe forma parte, literalmente, de una red que cubre todo el planeta, cuyos miembros incluyen a una mujer sirio-norteamericana de Chicago que simplemente se hartó de escuchar Al-Jazeera y no hacer nada, y a Ausama Monajed, un activista londinense nacido en Damasco que maneja su auto mientras, con la computadora conectada a Internet en el asiento del acompañante, dicta sus opiniones a un software que convierte sus palabras en texto.
Monajed estima que hay entre 18 y 20 personas comprometidas tiempo completo en la coordinación y cobertura de las protestas, aunque se jacta de contar con una red ampliada de contactos que le permite conseguir quién le traduzca del inglés al francés a las 4 de la mañana. Monajed tiene un contacto en cada provincia de Siria; ellos a su vez tienen una red de 10 personas cada uno. "Y el régimen no puede hacer nada para impedirlo", afirmó.
Muchos de ellos dicen que cuentan con apoyo financiero de los empresarios sirios. Después de observar en enero pasado el éxito del gobierno egipcio en bloquear el acceso a Internet y a las redes de telefonía móvil, hicieron un intento concertado de evitar que lo mismo ocurriera en Siria y enviaron teléfonos satelitales y módems a todo el país. Ammar Abdulhamid, un activista de Maryland, estimó que enviaron 100 teléfonos satelitales, cámaras y computadoras portátiles. Esa red espontánea e improvisada ha permitido coordinar las manifestaciones contra un gobierno que abreva en las nociones soviéticas del Ministerio de Información y los comunicados de gobierno.
Una página de Facebook llamada Syria Revolution, administrada en el extranjero, se ha convertido en el púlpito de la revuelta, y las declaraciones que allí se publican constituyen de hecho las políticas de esta revuelta.
Nakhe dice que le insiste a la gente para que utilice consignas que no tengan las connotaciones religiosas o sectarias de los islamistas. "Esa gente debe preocuparnos", admitió.
Traducción de Jaime Arrambide

fuente : http://www.lanacion.com.ar/1368127-cont-los-blogueros-en-el-exilio-al-acecho-del-regimen-de-al-assad
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