jueves, 20 de octubre de 2011

San Martín y Belgrano- hacia un cine popular

San Martín y Belgrano: hacia un cine popular

Capital Federal (Agencia Paco Urondo) Luego de los multitudinarios festejos del Bicentenario de la Revolución de Mayo, quedó consolidado un espacio de análisis e investigación sobre nuestra historia. Lo más interesante es que ese espacio esta constituido tanto por los encargados formales de ese estudio (academias, órganos oficiales, periodistas) como por los mismos ciudadanos que participaron u observaron ese festejo popular. La irrupción de la Historia es un fenómeno que nos viene acompañando desde hace unos años, quizás el primer momento fue luego de la crisis del 2001. Al estar el país en sensación de disolución, volver sobre nuestro pasado pareció la manera más lógica de tratar de pensar nuestro futuro. Así lo testimoniaron gran cantidad de publicaciones históricas que acompañaron y fueron fomentadas por este interés. El caso de Felipe Pigna y sus libros Los mitos de la historia argentina quizás sea el más conocido.



Porque no solo fue un interés por conocer nuestra historia, sino además por escapar de la historia mitrista. Así como los medios tergiversaban nuestra realidad actual, habían tergiversado nuestro pasado aquellos historiadores de la historia oficial. Habían construido esos próceres de bronce completamente alejados de nuestro presente, habían ocultado genocidios como el realizado por Roca o el que le hicimos al Paraguay, habían tergiversado la historia de los caudillos federales. Volvió una historia emparentada al revisionismo histórico; y nos permite pensar que éste es otro momento, como aquél, en que se intenta refundar nuestra patria. Y allí la Historia nos aparece como un espacio de lucha, de conflicto.

Y el Estado no se mantuvo al margen de esa disputa. Justamente el guión histórico del festejo del Bicentenario tuvo una fuerte orientación revisionista, como asi también la decisión de celebrar con la presencia de la presidenta la gesta de La Vuelta de Obligado. Y en este marco es que debemos posicionar a las recientes películas sobre dos de nuestros máximos próceres: San Martín y Belgrano. Ambas contaron con el apoyo y financiamiento de la Televisión Publica, el Canal Encuentro y el INCAA. Y son aproximaciones a estos próceres en donde uno encuentra lo vital de sus existencias. No deja de ser extraño que ocurra por parte del Estado, que siempre tuvimos asociado al bronce y al mármol.

Revolución. El cruce de Los Andes nos presenta al héroe colectivo, esa creación presente en El Eternauta de Oesterheld. San Martín es uno más, aunque claramente no uno cualquiera, de esa epopeya que tuvo como artífice al pueblo cuyano, al pueblo de la patria. Se encarga de dejar en claro que no puede un solo hombre llevar nada a cabo, si no esta unido a los deseos y anhelos del pueblo, de la patria. Con un trabajo brillante de Rodrigo de la Serna, el prócer es narrado por un joven soldado que lo acompaña en el camino a Chile. La película arranca en los años de la repatriación de los restos de San Martín, con un periodista que busca un testimonio sobre aquellos tiempos. Y el que fue ese joven soldado hoy es un anciano pobre y abandonado por ese estado liberal de 1880; y será quien cuente sus recuerdos del general. Recuerdos que no son lineales, que generan conflictos, que complejizan al Padre de la Patria.

Es una recuperación de aquellas zonas confusas de la vida y la lucha por la liberación: los ejércitos de libertos que morían por su libertad, las peleas internas dentro del ejercito, las decisiones de un hombre que pueden provocar la muerte de tantos otros. Es una película que no provoca airadas exaltaciones a la patria y a su prócer; sino más bien que genera inquietud, emoción, reflexiones. Nos enfrenta a nuestro deber histórico, observando el de aquellos que dejaron todo por legarnos una patria libre.

Belgrano, La Película se centra en la figura de aquel que intentaron hacer pasar a la historia solamente como el creador de nuestra insignia patria. Porque además de crear nada menos que nuestra bandera (polémica historiográfica sobre colores y forma que se retoma) fue también un hombre de su época que se brindo de lleno a la revolución. Que se estreno militar sin serlo, y que tuvo que pelear con los españoles tanto como con los unitarios. Que fue raleado, y que termino sus días solo y enfermo. Aquí lo vemos como un hombre conflictuado, al final de sus días, por una vida brillante y fatigosa. Con hijos dejados por un ideal revolucionario, con familias que nunca empezaron, con el cuerpo molido por sus continuas luchas. En una escena, su encuentro con San Martín termina versando sobre antídotos y curas aprendidas en la campaña; dos hombres jóvenes y viejos, arrastrando cuerpos hasta la extenuación.

Y no podemos separar la película de sus instancias de exhibición. Un recorrido por el país, en plazas y centros en los cuales se reunieron multitudes a compartirla. Momentos plenamente populares, comunales; en donde la práctica artística servía de elemento aglutinador, convocante. Fue, según contaron los organizadores, la primer película que se proyectó en la Plaza de Mayo. Y en Posadas, Mendoza, Rosario, Necochea, Arequito, etc. Más de 250.000 personas la vieron, en un circuito alternativo de distribución, ya que no fue estrenada en salas comerciales. Y Revolución. El cruce de Los Andes está cerca de los 200.000 espectadores (difieren los datos al respecto).

Esto nos habla del interés popular por nuestra historia que estamos presenciando; y que además, si el Estado organiza y difunde materiales audiovisuales con contenido nacional, es posible establecer nuevas discusiones y espacios de disputa sobre nuestra historia. El anuncio de una futura película sobre Dorrego va en ese camino. (Agencia Paco Urondo)

Fuente: http://agenciapacourondo.com.ar/formacion/3438-san-martin-y-belgrano-hacia-un-cine-popular.html
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